Mi infancia son recuerdos de un pueblo en la Axarquía; mi vida, la ilusión por un mundo mejor... Si compartes esta ilusión, aquí tienes un espacio para sembrar la esperanza.
viernes, 3 de julio de 2020
sábado, 27 de junio de 2020
lunes, 22 de junio de 2020
sábado, 20 de junio de 2020
sábado, 13 de junio de 2020
EL JUEGO DE LOS MALDITOS
... Las sombras
no tienen alma.
Ahora,
que la carga vírica es muy pequeña;
todos
nuestros esfuerzos deberían centrarse
en
potenciar nuestras defensas,
nuestro
sistema inmunológico:
libertad
y confianza, belleza y alegría
trabajo
y dignidad...; sosiego;
para
hacer frente a un hipotético
rebrote
o mutación del virus
la
próxima estación.
Pero no
sopla el viento
en esa
dirección...
Ahora,
que la carga vírica es muy pequeña;
obligan
a seguir, bajo amenaza
de una
fuerte sanción,
unas
normas que fueron despreciadas
cuando
la carga vírica era enorme
y las
campanas redoblaban.
Criminal
actitud que convirtió
la
avispa en avispero,
el
viento en huracán,
el
oleaje en maremoto...;
y puso
un rostro falso
a la
muerte; a la muerte que mató,
que
mató a tanta gente.
Mas, lo
que entonces despreciaron,
ahora quieren
imponerlo...
Acaso;
ignoran los “expertos”,
o tratan
de ignorar,
que lo que
en un momento
te da
la vida, en otro
te la puede
quitar...
¿A qué
juegan estos malditos?
A
malditos.
¿Dónde
juegan estos malditos?
En el
infierno.
¿Con
quiénes juegan los malditos?
Con los
muertos, sí, con los muertos:
“La
muerte verdadera
consiste en estar vivo, y no vivir”.
¡Resucita,
hombre, resucita; y vive..!
M.
Camacho
viernes, 5 de junio de 2020
EL MACABRO JUEGO DE LA MUERTE
Que nadie piense por ti,
que nadie sienta por ti,
que nadie actúe por ti...;
sé tú mismo, siempre
y en todo lugar.
El coronavirus
ha venido
para
quedarse, por siempre;
hasta
el Final de los Tiempos;
que
será, si Dios no lo remedia,
más
pronto que tarde.
De que
se quede se encargan
los
hijos de Orco,
que
encuentran en el coronavirus
el arma
más contundente;
la
semilla más fecunda,
y en
España, el campo más fértil;
para
lograr su propósito,
su
propósito perverso,
el
control sobre la gente:
para
robarles el alma;
para
marcar su destino,
el
destino de las sombras;
para
matarles de miedo;
para
matarles de muerte;
para
enterrarles en vida,
y
convertirles en zombis;
para disfrutar
jugando
al
macabro juego de la muerte.
Están
convencidos de que ganarán;
cuentan
con tu miedo y
con
todos los comodines;
pero no
te rindas, ¡por favor!,
no te
rindas: “La maldad
los
hace cobardes”;
su
valor se apoya en tu miedo
y su
fuerza, en tu flaqueza;
lucha
por tu libertad,
lucha
por tu vida;
hasta
morir, si es preciso;
no le
tengas miedo al miedo,
no le
temas a la muerte:
“Morir
por la libertad,
es
vivir eternamente”.
Sí, el coronavirus
ha venido
para
quedarse , por siempre;
hasta
el Final de los Tiempos
o hasta
que el hombre sea hombre:
hombre
valiente y honesto
que
denuncia la mentira,
que
defiende la verdad,
que
reclama la justicia,
que no
tiene miedo al miedo,
que no
le teme a la muerte...
M. Camacho
jueves, 4 de junio de 2020
domingo, 31 de mayo de 2020
lunes, 25 de mayo de 2020
¡BASTA YA!
Las flores más hermosas de tu vida
(libertad, entusiasmo, nobleza, dignidad...)
brotan en tu jardín,
sólo tú te las puedes regalar.
Cuando,
en un mar de tempestades,
los
hijos del averno,
en aras
del poder, se abrazan;
se
produce un tsunami
que
arrasa las cosechas
y
produce decenas, y decenas,
de
miles de cadáveres.
Los
malditos demonios
no
asumen su responsabilidad:
“ Dicen
que son la brisa,
y
culpan de sus crímenes al viento”.
La
hambruna que le sigue
multiplica
los muertos;
y, cuando
nada queda,
cuando
llega el invierno;
los
satánicos hijos
abandonan
el puesto,
y con
ellos se llevan
hasta
el última aliento;
tierra
quemada,
es el
rastro que dejan
cuando
dejan el puesto.
Detrás
vendrán los otros
para
poner remedio;
mientras,
ellos esperan,
tras el
oscuro velo
de la
conspiración,
la
nueva primavera:
la
historia se repite.
Cuando
el poder y la maldad se casan,
nace
una despiadada tiranía;
donde
todo lo malo pasa.
Y lo
peor de todo,
de
todo lo que pasa,
es que
no pasa nada;
donde
tanto ha pasado, donde tanto
está
pasando..:
Han
ocultado el sol,
desenterrado
la mentira,
creado confusión
en las conciencias.
Han sembrado
el recelo,
la frialdad...;
el terror
de la
gente a la gente.
Han
roto, de abandono,
el frágil
corazón de los mayores;
hasta
morir de oscura soledad.
Han quebrado,
de extremo
sentimiento,
el alma
atribulada
de
aquellos deudos
que no
pudieron abonar su deuda
de amor
eterno.
Han
infundido el miedo
en el
ADN de los niños;
hasta
matar la infancia.
Han robado las flores,
los
aromas, la luz...;
la
primavera; que
extraña
a sus amantes,
y llora
las ausencias.
Han
sepultado la sonrisa,
la
poesía, la belleza,
lo sublime, el misterio...;
los
sustentos del alma.
Han
prohibido los besos,
los
abrazos, los sueños...;
el amor,
que es la vida:
“Vivimos
como amamos”;
si no
hay amor no hay vida.
Han
secuestrado el tiempo,
nuestro
tiempo;
pero no
pasa nada,
“resistiremos”:
porque
somos los héroes,
los
héroes del mundo;
porque
estamos contentos,
y
matamos las horas
aplaudiendo,
aplaudiendo...
Han
arrancado hermosas páginas
del
libro de la vida:
una
quiebra en la senda;
una
historia incompleta...
Cuando
los miedos muerden
el alma
de la gente,
la
gente llama vida
a lo
que sólo es muerte.
¡Resucita,
hombre, resucita!;
y lucha
por tu dignidad
con
valor; y sin miedo al miedo,
y sin
miedo a la muerte:
“No se
puede matar un muerto”.
¡Basta
ya! ¡Basta ya..!:
de
tanto satanismo,
de
tanta incompetencia,
de
tanta hipocresía,
de
tanta cobardía,
de
tanto candidismo.
¡Basta
ya! ¡Basta ya..!:
de
tanto carroñero,
de
tanta podredumbre,
de
tanto malnacido,
de
tanto culo agradecido,
de
tanto miedo al miedo.
¡Basta
ya! ¡Basta ya..!:
de
tanta falsedad,
de
tanta manipulación,
de
tanta esclavitud,
de
tanto servilismo,
de
tanta indignidad...
Cuando
se pierde
la
dignidad,
y
quieres merecer
un poco
de respeto;
sólo
puedes hacer
una
cosa:
vivir,
únicamente,
para
recuperarla.
No me
quema
el
fuego del infiero,
sino el
hielo
que
cubre la montaña.
No, no
odio a los malditos; porque:
“El
odio es la ceniza del amor”,
y
nunca los amé.
Mas,
los desprecio;
por la
vileza de sus actos.
Y
desprecio a aquellos
que les
dan alas,
a los
palmeros de maldades,
porque:
“Los besos al demonio son
bofetadas
a Dios”.
Y a mi
propia persona
desprecio;
por vivir
muerto,
y no incinerar
mi
cuerpo.
Recuerda,
hombre recuerda:
“Los
héroes resisten, y resisten...;
pero no
mueren aplaudiendo,
mueren
luchando”.
M. Camacho
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