A
la mujer mujer,
fuente
de vida.
Cada
persona es única,
esa
es la gran riqueza
del
ser humano.
La igualdad
en la desigualdad
es una injusticia
de la que todos salen malparados:
en los terrenos arenosos
de la injusticia
crecen los alcornoques.
Igualdad, sí, sí, sí:
en oportunidades,
en reconocimiento,
en consideración…;
en dignidad.
Igualdad, no, no, no;
justicia:
entre el trabajador
y el perezoso,
entre el valiente
y el cobarde,
entre el altruista
y el ególatra…;
entre la buena
y la mala
gente.
Divide y vencerás.
Esto lo saben bien
los hijos de las sombras,
está en sus genes;
el amor une,
el desamor divide.
Lo han intentado
con las razas,
y no lo han conseguido;
lo han intentado
con las clases,
y no lo han conseguido;
lo han intentado
con los pueblos,
y no lo han conseguido…
Ahora
lo intentan con el género,
y parece que pueden
conseguirlo:
¡será el Fin de los Tiempos!
Si no quieres
que esto ocurra, no luches
por tus derechos;
lucha por la justicia;
no sólo un día al año,
sino todos los días
del año
y a todas horas
del día:
sin justicia,
no hay libertad;
sin libertad,
no hay paz;
y, sin paz,
no puedes disfrutar
de tus derechos.
Mujer, mujer, no luches
contra el hombre;
él es el vate y tú, la poesía;
juntos luchad contra las sombras,
que enturbian vuestros sueños,
por un mundo mejor;
hasta
que no haya sombras,
hasta que brille el sol;
un mundo
de luz y de alegría
donde reine el amor;
y juntos, siempre juntos, escribid
un hermoso poema
que le cante a la vida.
Mujer, mujer, no luches
contra el hombre;
él es tu compañero
y tú, su compañera.
M.
Camacho