HOY SÉ... (SOBRE LA SONRISA)
Mi regalo, un deseo: que brote en tu rostro la
flor de la sonrisa.
Hoy sé que es bueno comenzar el día con una sonrisa, y acabarlo con una
carcajada.
Hoy sé que la sonrisa es
una llave mágica que abre la puerta de los corazones.
Hoy sé que no hay corazón
que se resista al encanto de una dulce sonrisa.
Hoy sé que la magia de una sonrisa encandila el
mundo.
Hoy sé que la sonrisa es un arma muy poderosa en las cruzadas del amor.
Hoy sé que para conquistar un corazón, hay que armarse
de sonrisas.
Hoy sé que una dulce sonrisa, una tierna mirada o un expresivo silencio; pueden
ser, muchas veces, tu mejor respuesta.
Hoy sé que no hay mayor sabiduría que la de
aquellas personas que sacan alegría del pozo de las tristezas; que encuentran
ilusiones en el barranco de los desengaños; que no pierden la sonrisa en el
valle de las lágrimas; que se llenan de entusiasmo en la fuente de los
desalientos; que saben encontrar un oasis en el desierto...
Hoy sé que debo buscar sonrisas en mi espejo.
Hoy sé que hay que arrancarle una sonrisa al
corazón, y sembrarla en el alma.
Hoy sé que debo reflexionar sobre la siguiente
sentencia: “Nunca te he visto sonreír, y eso entristece mi alma; nunca te he
sentido llorar, y eso me rompe el corazón”.
Hoy sé que debo soplar mi sonrisa y secar mi
llanto.
Hoy sé que no se debe reprimir una sonrisa, ni
ahogar un llanto.
Hoy sé que la risa es el mejor remedio contra la
melancolía.
Hoy sé que la risa es la música del alma.
Hoy sé que una leve sonrisa puede convertir los
copos de nieve en flores de almendro.
Hoy
sé que
la sonrisa es hija de la caridad.
Hoy
sé que
si se pone una sonrisa en la cara de una mujer, de cualquier mujer, se convierte
en una linda mariposa (flor viviente).
Hoy
sé que
las rosas son sonrisas del rosal.
Hoy sé que la sonrisa allana el camino.
Hoy sé que una sonrisa es una chispa de amor que puede cambiar la faz del mundo.
Hoy sé que no hay que ser parco en las sonrisas:
en el alma se encuentra un mar de alegría.
Hoy sé que sonrisa a
sonrisa se ablanda un corazón duro.
Hoy
sé que
debo recordar la siguiente máxima: “Cuando te sientas agredido por un ser
querido, acuérdate de las cuerdas de una guitarra; y responde con una sonrisa”.
Hoy
sé que
debo compartir la risa y el llanto con mis semejantes para no perderme el sabor
de la vida.
Hoy
sé que
cada sonrisa es una gota de amor del mar de la generosidad.
Hoy sé que cada sonrisa es un gesto de amor que
endulza la vida.
Hoy sé que cada sonrisa es una jaculatoria de amor.
Hoy sé que cada sonrisa es un verso de amor
escrito en el rostro.
Hoy sé que el alegre susurro de su sonrisa acariciaba el alma.
Hoy sé que debo buscar un pretexto para sonreír; y si no lo encuentro, inventarlo.
Hoy
sé que debo colmar mi vida de
sonrisas.
Hoy sé que hay que intentar despedirse siempre
con una sonrisa.
M.
Camacho