Sólo los valientes reconocen
sus errores y asumen su responsabilidad: ¿dónde los valientes, dónde; dónde
están los valientes?
El contagio de la terrible enfermedad
del ébola, de una de las personas del equipo sanitario que atendió a los
misioneros repatriados (españoles), ha puesto de manifiesto un fallo
incomprensible en el Protocolo aplicado: Este protocolo debería contemplar, a
mi entender, los posibles errores humanos, y establecer los controles y las
medidas necesarias y suficientes para detectarlos y evitar sus efectos; y lo
que es más sencillo y efectivo para evitar la pandemia, fijar un tiempo de
cuarentena y seguimiento u observación para los médicos, personal sanitario y
demás amparados por el mismo. Es evidente que estos puntos no se contemplan o
no se han seguido en el protocolo aplicado: ¿dónde los valientes, dónde; dónde
están los valientes...?
MANUEL CAMACHO