Dios te da la caña
para pescar la felicidad,
y un mar
poblado de peces...;
el resto
depende de ti.
Sé feliz, ¡por favor!,
sé feliz.
La infelicidad es
el peor de los males de este mundo:
porque convierte a las personas
en seres vulnerables;
en pajarillos
heridos (con las alas rotas),
en presas fáciles
para las alimañas.
Sé feliz, ¡por favor!,
sé feliz.
La infelicidad es
el peor de los males de este mundo:
porque te parte el alma,
porque te duele,
porque te hiere,
porque te mata.
Sé feliz, ¡por favor!,
sé feliz...
MANUEL CAMACHO