miércoles, 3 de julio de 2013

CON LA LUZ DEL ALMA



 
 

                                      PENAS CON ESPERANZA
 

Aunque te cueste  creerlo,
quiero vivir con mis penas:
penas negras, penas blancas;
penas que hieren, que alivian;
penas que te causan pena
en lo profundo del alma;
penas que arrancan sonrisas
de los campos estelares;
penas que llenan mi vida
de recuerdos imborrables;
recuerdos que me acompañan
y matan mis soledades.
Quiero que no se marchiten;
quiero que nunca se vayan;
quiero que sigan conmigo
de noche, por la mañana,
a todas horas del día,
de días que nunca acaban;
que se queden para siempre
dentro, muy dentro del alma.
Porque si ellas se marchitan;
se marchitan o se marchan,
me quedaría vacío,
con el cuerpo, sin el alma;
porque mis penas, amigo,
son penas con esperanza;
penas que a mi me recuerdan
un amor que nunca acaba;
un amor que crece y crece,
y llena el tronco de ramas;
un amor que se desnuda,
se desnuda de su cuerpo,
y desnudo me acompaña;
para no dejarme solo,
con el cuerpo, sin el alma.
Por eso, amigo, por eso,
aunque te cueste  creerlo,
quiero vivir con mis penas;
porque mis penas, amigo,
son penas con esperanza.
 
 
                             Manuel Camacho