HOMENAJE
A JOSÉ ALCALÁ-ZAMORA
ASOCIACIÓN
VERSOS PINTADOS DEL CAFÉ GIJÓN,
SECCIÓN
“EL ABANICO”
Queridos
amigos:
Buenas
noches, con aroma de rosas silvestres de la rivera del Permeso.
Es para
mí un gran honor participar en este modesto, pero muy sentido homenaje que esta
noche, 12 de junio de 2017, la Asociación Versos Pintados del Café Gijón, en su
sección “El abanico”, rinde al hombre, al historiador, al poeta José
Alcalá-Zamora. Como hombre, destaca su humanidad; como historiador, el rigor;
como poeta, el volumen, en su mayor parte sonetos (a finales del año 2009
firmaba su soneto 5001; ningún poeta, clásico o contemporáneo, ha escrito
tantos sonetos), y la calidad de su obra, sus sonetos que tocan el cielo: en
ellos tiembla el amor y la belleza, como en los sonetos de Ronsard y de Shakespeare;
en ellos encontramos el ímpetu vital y la salada gracia de los sonetos de Lope
de Vega; en ellos sentimos la nostalgia temblorosa de los sonetos de Garcilaso
de la Vega y la apasionante ternura de los sonetos de Camoens; en ellos
sentimos las desgarradoras imprecaciones a Dios de los sonetos de Antero de
Quental...; a lo que hay que añadir la hirviente pasión de sus sonetos
eróticos. Por todo ello, y mucho más, José Alcalá-Zamora es acreedor del más
alto reconocimiento.
Es en
este punto, cuando vienen a mi memoria: el olvido en el que murió Cervantes; y cómo, hasta la segundad mitad del siglo XIX, la obra de Shakespeare era
ignorada por la mayoría y despreciada por los exquisitos. Fue en torno al año
1860, cuando Víctor Hugo, al tiempo que
culminaba su obra los miserables, escribió desde el destierro: “Shakespeare no
tiene el monumento que Inglaterra le debe”. Las palabras del patriarca francés
removieron las conciencias patrióticas inglesas; en poco tiempo, fueron
erigidos decenas de monumentos a Shakespeare.
Con
este homenaje, y repito, modesto pero muy sentido, La asociación Versos Pintados del Café
Gijón escribe en el aire, para quien quiera leerlo, el siguiente Mensaje: “José
Alcalá-Zamora no tiene el monumento que España le debe”.
Yo
conocí a José por medio de mi hija Patricia, cuando trabajaba para una gran
dama; íntima amiga del poeta y musa, pienso, de muchos de sus poemas de amor.
Mi hija me dijo: “Papá tienes que conocer a José Alcalá-Zamora, es un excelso
poeta y una gran persona”; y tiene toda la razón, José es un sonetista, un
poeta de especial excelencia y un hombre empapado de humanidad.
Quiero
terminar con un pequeño poema que una agradable tarde, con una copa de vino
español en la mano, en la celebración de la presentación de uno de sus
poemarios; y tras confesarme que no era creyente, le recité al oído. He de
decir que creí en sus palabras porque José es un hombre de honor; pero no, en
la verdad que expresaban: ¡hay en los poemas de José Alcalá-Zamora tanta pasión,
tanta belleza...; tanto amor; que nadie podría escribirlos si Dios no estuviese
en su corazón!; lo que ocurre es que su luz, la luz de Dios, nos deslumbra. El
poema se titula Confío en Ti, y dice así:
No comprendo, Señor, la
noche;
pero confío en Ti
que has creado el Sol
y todas las estrellas.
No comprendo, Señor, las
injusticias;
pero confío en Ti
que siembras artemisas
en los jardines del
Amor.
No comprendo, Señor,
tanto dolor;
pero confío en Ti
que mandaste a tu hijo
a morir en la cruz.
Tengo miedo, Señor, de
poder ofenderte,
con mis incomprensiones,
con mis miseria;
pero confío en Ti
que eres un padre justo
y misericordioso.
M. Camacho