jueves, 24 de marzo de 2016

HOY SÉ... (SOBRE LA AMISTAD I)






No juegues con los malditos: aquellos que les echan margaritas a los cerdos, y ofrecen a sus amigos cestas colmadas de estiércol.



Hoy sé que la amistad no es una elección, es un dulce encuentro.

Hoy sé que la amistad es un amor dulce.

Hoy sé que el destino unió nuestras vidas y nosotros las atamos con una hermosa amistad. Noto que un trocito de mi corazón ya no me pertenece.

Hoy sé que los amigos son personas que saben crear momentos agradables, y hacer menos penosos los desagradables.

Hoy sé que amistad es el deseo de querer compartir todo lo bueno con el amigo.

Hoy sé que los buenos amigos son como las estrellas, brillan cuando cae la noche; los malos, como los lagartos, salen de su escondrijo cuando calienta el sol.

Hoy sé que la amistad es una flor que perfuma los silencios.

Hoy sé que si echas en el olvido a los buenos amigos; puedes caer en brazos de  la soledad.

Hoy sé que la solidaridad de un amigo es el mayor estímulo para la lucha.

Hoy sé que la amistad debe ser gratuita y transparente: no existe la amistad de conveniencia.

Hoy sé que la amistad nos desnuda hasta el punto de que, a veces, nos quedamos sin el velo de la discreción.

Hoy sé que la amistad habita en pechos transparentes, donde no se esconde ninguna  traición.

Hoy sé que la traición mata la amistad; tan sólo una prueba de sublime amor, de perdón verdadero, la puede resucitar.

Hoy sé que si quieres tener buenos amigos, debes repartir mucho cariño y alegría.

Hoy sé que sembrador de amistad, repartidor de ilusiones, mensajero de paz, trovador de alegres canciones, maestro de bondad... son ¡hermosas profesiones!

Hoy sé que no se debe mezclar el amor ni la amistad con los negocios.

Hoy sé que en el amor y la amistad no se debe valorar la cantidad, sino la calidad.

Hoy sé que la amistad allana el camino de la felicidad.

Hoy sé que no se debe hacer el viaje solo: “Camina con un amigo”...

Hoy sé que debo darte gracias por el hermoso regalo de tu amistad.



                                                                          M. Camacho