Su corazón se
rindió a los versos del poeta de la libertad; entonces sintió lo que nunca
antes había sentido, el peso de la esclavitud y de su cobardía; y lloró con
amargura.
¿Qué pasa en mi Patria,
que no pasa nada?;
aunque nos gobierne
gente sin palabra,
gente que ha vendido
a Satán su alma.
¿Qué pasa en mi Patria,
que no pasa nada?;
aunque los valores
ya no valgan nada;
y el que menos tiene,
más lejos cabalga.
¿Qué pasa en mi Patria,
que no pasa nada?;
aunque la injusticia
campee a sus anchas,
por campos sembrados
con promesas falsas.
¿Qué pasa en mi Patria,
que no pasa nada?;
aunque nos endeuden
hasta las pestañas,
y luego presuman
de grandes hazañas
¿Qué pasa en mi Patria,
que no pasa nada?;
aunque unos traidores
quieran trocearla,
con sucias mentiras
y acciones malvadas.
¿Qué pasa en mi Patria,
que no pasa nada?;
aunque la verdad
sea falseada,
por unos farsantes
que buscan ganancias.
¿Qué pasa en mi Patria,
que no pasa nada?;
aunque el Parlamento
sea un gallinero,
con gallinas lluecas
que no ponen huevos
y agitan sus alas
dando gordos truenos.
¿Qué pasa en mi Patria,
que no pasa nada?;
aunque unos malditos,
hijos del averno,
nos aten las manos
con leyes injustas,
propias de tiranos,
que al malo hacen bueno,
y al bueno hacen malo.
¿Qué pasa en mi Patria,
que no pasa nada?..
Que han muerto los chopos:
los mató el invierno,
los mató la sombra,
los mató el silencio...
M.
Camacho