Mi infancia son recuerdos de un pueblo en la Axarquía; mi vida, la ilusión por un mundo mejor... Si compartes esta ilusión, aquí tienes un espacio para sembrar la esperanza.
martes, 17 de abril de 2018
jueves, 12 de abril de 2018
martes, 10 de abril de 2018
sábado, 10 de marzo de 2018
EL ALEGRE COLOR DE LA ESPERANZA
Que nadie ni
nada apague la llama de la esperanza que arde en tu alma; mientras permanezca
encendida, existirá la posibilidad de cambiar el mundo.
En una marcha apoteósica,
¡vitoreadas y no combatidas!,
las tropas de Satán
se adueñaron del mundo.
Y el mundo, que era alegre y luminoso,
se convirtió en un mundo de tinieblas.
Desde el trono
del poder absoluto;
el Príncipe de las Tinieblas,
que es rey de los tiranos,
amordazó a los pueblos.
Envueltos en las sombras;
esperaba la gente, mansamente,
con un cuenco en sus manos temblorosas,
el reparto del mísero
y frío rancho.
De la Tierra emanaba un fuerte hedor.
Por fortuna,
no todos esperaban mansamente
el reparto del mísero
y frío
rancho;
espontáneos grupos de aguerridos
combatientes luchaban con bravura
por su anhelada libertad.
Muy pronto, comenzó
una feroz persecución;
y aquellos aguerridos combatientes
fueron borrados de su entorno.
Pero el clamor de sus recuerdos
y el eco de sus lanzas
prendieron,
en las almas de todos los humildes,
la llama inextinguible
del amor a la
libertad.
La llama se extendió
por todos los rincones de la Tierra,
convirtiéndose
en una gran hoguera;
el color amarillo de las llamas
se fundió
con el azul del cielo,
y apareció en el aire
¡el alegre color de la esperanza!
M. Camacho
viernes, 9 de marzo de 2018
miércoles, 28 de febrero de 2018
sábado, 24 de febrero de 2018
viernes, 2 de febrero de 2018
HOY SÉ... (SOBRE EL SILENCIO)
Cuando te pienso, el silencio
me habla de Amor...
Hoy sé que hay dos
silencios: el silencio vivo, el silencio de la luz (el silencio del valor); y
el silencio muerto, el silencio de las sombras (el silencio del miedo).
Hoy sé que: “No ha
perdido la voz, sólo que ha hecho un voto de silencio para poder oír los
latidos de tu corazón”.
Hoy sé que el amor es
amigo del silencio.
Hoy sé que el amor es la
“piedra filosofal” tan buscada por los alquimistas; su flor es el oro de la
vida. El amor florece con la generosidad, con un dulce silencio, con una cálida
mirada, etc.; y palidece con la indiferencia, el desprecio, el egoísmo, etc.
Hoy sé que las palabras
son hermanas menores del silencio.
Hoy sé que los gritos
más fuertes salen del silencio.
Hoy sé que cuando el
silencio grita, los cristales se rompen.
Hoy sé que no debo
olvidar la siguiente máxima: “Escucha los silencios del alma”.
Hoy sé que: “No tenía
aliento para levantarse de la silla ni ánimo para quitarse el sombrero: por eso
estaba sentado, con el sombrero puesto; por eso no dejaba de llorar, con
lágrimas secas; por eso pedía perdón, con palabras de silencio. No tenía
aliento para levantarse de la silla ni ánimo para quitarse el sombrero, pero su
corazón estaba lleno de amor; por eso debo besar su frente”.
Hoy sé que: “Gime con razón
y con dolor, en silencio; el grito de sus ojos no deja conciliar ensueño”.
Hoy sé que los gritos de
amor nacen en la fuente de los silencios.
Hoy sé que una dulce
sonrisa, una tierna mirada o un expresivo silencio; pueden ser, muchas
veces, tu mejor respuesta.
Hoy sé que hay palabras
a las que sólo puede contestar el silencio.
Hoy sé que debo tener presente
la siguiente máxima: ”No le hables al
silencio, ¡escúchalo!”.
Hoy sé que debo
reflexionar sobre la siguiente máxima: ”Sustituye temor por amor, y oirás
la voz del silencio.
Hoy sé, dulce amor, que: “Tus palabras
son una suave brisa que aviva la voz del silencio”.
Hoy sé que la amistad es
un sentimiento que pone voz al silencio.
Hoy sé que la amistad es
una flor que perfuma los silencios.
Hoy sé que la amistad es
un canto del silencio.
Hoy sé que eres un alma
generosa: “He buscado palabras en el vocabulario para expresarte mi
agradecimiento; y sólo las encuentro en el silencio. ¡Qué Dios te bendiga!”.
Hoy sé que para oír la
verdad, es necesario el silencio.
Hoy sé que los mitos son voces del silencio.
Hoy sé que los tañidos
que da el silencio rompen los tímpanos de los oídos de las almas negras.
Hoy sé que, muchas
veces, el silencio es un grito de valor.
Hoy sé que debo
reflexionar sobre la siguiente máxima: “Tres discursos, tres silencios:
sacerdote, abogado y médico; ¿a qué le tienen miedo?”.
Hoy sé que; cuando se oye
el silencio, el silencio muerto; el peligro asecha.
Hoy sé que las quejas no
solucionan los problemas; los silencios muertos, tampoco: ¡Actúa!
Hoy sé que el amor es
música, música que llena el infinito sin ocupar espacio; el desamor es
silencio, silencio muerto (silencio que parte de la nada).
Hoy sé que debo atender
la siguiente máxima: “No culpes al poeta por lo que cantan sus versos; cúlpale
por sus silencios, por sus silencios muertos”.
Hoy sé que el poeta es un
oidor de silencios, de silencios vivos.
Hoy sé que el
arrepentimiento es un grito silente de dolor que suplica el perdón.
Hoy sé que debo tener
presente la siguiente máxima: “Si no encuentras palabras para
consolarle, consuélale con tu silencio”.
Hoy sé que: “ De poco sirve
que prediques la verdad si la gente no te cree: ¡vívela en silencio!”.
Hoy sé que los árboles
son silencios que nadie oye; los animales, gritos que nadie escucha; las personas,
pregoneros en los que nadie repara.
M. Camacho
jueves, 25 de enero de 2018
viernes, 19 de enero de 2018
HOY SÉ... (SOBRE LA ESPERANZA)
La esperanza
es una llama que arde en el corazón de los almendros...
Hoy sé que la esperanza es una llama que alumbra la oscura
senda por la que transitan los sueños; y muere al alba, al final de la jornada,
cuando se acaba el camino y levantamos el vuelo.
Hoy sé que la esperanza es una luz que te permite caminar por
la profundidad de los abismos.
Hoy sé que la esperanza es una antorcha encendida en el alma.
Hoy sé que la vida es una puerta abierta a la
esperanza.
Hoy sé que el amor es transparente a la
esperanza: “Si en tu vida lo ves todo
negro, abre un agujerito de amor para que entre un rayo de esperanza”.
Hoy sé que los caminos de fe son senderos de
esperanza.
Hoy sé que cada criatura que viene al mundo
es un heraldo de esperanza.
Hoy sé
que los
gestos de generosidad son alientos de vida que mecen las ramas del árbol de la
esperanza; y un susurro de bondad se oye en el alma.
Hoy sé que debo ser agradecido: “Gracias,
Señor, por haber convertido unos
momentos de angustia en un tiempo de esperanza; gracias, Señor, por haber
puesto luz y calor en el oscuro vacío que atormentaba mi alma”.
Hoy
sé que debo atender los sabios consejos: “No te enamores de una sombra, ni de un reproche: ¡enamórate de una
esperanza!”
Hoy sé que debo permanecer alerta frente a los ladrones de
esperanza.
Hoy
sé que debo tener presente la siguiente máxima: “Que nadie ni nada apague la llama de la esperanza que arde
en tu alma; mientras permanezca encendida, existirá la posibilidad de cambiar
al mundo.
Hoy sé que: “Mientras haya personas capaces de
escuchar y de perdonar, hay esperanza para el mundo”.
Hoy sé que: “Si alguna
vez fuere culpable de una falta grave, que el peso de la justicia, de la
justicia verdadera, caiga sobre mis hombros; pues sólo así, cargando con mi
culpa, podré caminar con la esperanza de alcanzar la gloria”.
Hoy sé que: “Si no arriesgas la vida por defender una causa justa,
morirás sin la esperanza de merecer la gloria”.
Hoy sé que la vida es el árbol que perdura; el pasado, la flor que
muere; el presente, la fruta que alimenta; el futuro, la semilla que guarda la
esperanza.
Hoy sé que: “Su mirada está triste; ha perdido
la esperanza”.
Hoy sé que debo reflexionar sobre la siguiente máxima: “Una
hoja de pino en un estanque: un motivo para la esperanza”.
Hoy sé que sin Dios no somos nada, sólo la sombra de un sueño:
“Señor,
ayúdame a vivir en gracia para que pueda morir con la sólida esperanza de ver
tu rostro divino.
Hoy sé que la muerte es un presente sin
futuro, que resulta muy hermoso si se llenas de esperanza.
Hoy sé que las penas no matan si son penas con esperanza.
Hoy sé que la esperanza sólo muere con la vida.
M. Camacho
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