HOY SÉ...
(SOBRE EL MIEDO)
No mata
el vuelo, sino el suelo.
Hoy sé que tanto la
agresión como la sumisión son signos de
cobardía que representan dos maneras diferentes de manifestación del miedo.
Hoy sé que los gritos no
son muestras de valor, son espanta miedos: cuando gritamos no estamos dando
muestra de valor, lo único que hacemos es tratar de espantar nuestros propios
miedos.
Hoy sé que al principio
de los tiempos, hace ya tanto que nadie se acuerda, todas las aves volaban. Una
de ellas tuvo miedo de volar, y se cortó las alas; su nombre es “gallina”.
Hoy sé que hay personas
que se cortan las alas porque les da miedo volar.
Hoy sé que no tienes que
cerrar con llave la puerta de tu casa cuando estés dentro de ella. Si el miedo
o la prudencia te impulsan a hacerlo, algo muy importante está fallando en tu
vida.
Hoy sé que: “Lleva tanto
tiempo huyendo del amor, que se ha olvidado de amar; y el miedo le impide
pararse”.
Hoy sé que no hay que
tenerle miedo a una ley severa, si es justa.
Hoy sé que no hay que
buscar en la mentira la salida fácil a cualquier situación comprometida; asume
con valor tu responsabilidad, y no le tengas nunca miedo a la verdad.
Hoy sé que no hay que
tener miedo de ser feliz.
Hoy sé que el miedo es
un impedimento para que surja el amor.
Hoy sé que la bondad de
su rostro embelesó mi alma, hasta el punto de no atreverme a hablar por miedo a
romper el encantamiento.
Hoy sé que las personas
que aman la vida no tienen miedo a la muerte: la muerte es parte de la vida.
Hoy sé que debo
reflexionar sobre la siguiente sentencia: “Hombre, ¿de qué presumes?; sólo eres
la sombra del miedo”.
Hoy sé que la gente
perversa es débil y cobarde; sus principales armas son el engaño y el miedo de
los demás.
Hoy sé que no hay que
tenerle miedo al miedo: sería como pintar negro sobre negro.
Hoy sé que debo tener
muy presente la siguiente sentencia: “Corderos, aprended de los insectos; y los
lobos tendrán miedo de vosotros”.
Hoy sé que no hay que
tenerle miedo al miedo: siempre va de farol.
Hoy sé que hay que
armarse de valor cada vez que se necesite vencer el miedo.
Hoy sé que debe tener
presente la sentencia siguiente: “Ten
tu conciencia tranquila y no te preocupes de las calumnias que viertan sobre
ti; sé siempre responsable de tus actos y no tengas miedo a equivocarte:
afronta con dignidad y valor tu vida y
tus errores”.
Hoy sé que no hay que
avergonzarse de haber tenido miedo: sentir miedo es humano; afrontarlo, un
hecho heroico.
Hoy sé que no es
valiente porque nunca tuvo miedo; sino porque cuando lo tuvo, lo arrostró.
Hoy
sé que
cada mentira es una piedra lanzada contra la farola que alumbra el sendero por
el que tu alma camina en busca de la
Verdad: destierra la mentira de tu vida y detesta al mentiroso, para que puedas
abrazar a tu prójimo sin miedo al contagio.
Hoy sé que el miedo es
un dragón que defiende la entrada de la cueva donde se encuentra cautiva la
libertad.
Hoy sé que la libertad
se obtiene con la derrota del miedo.
Hoy sé que la libertad
es incompatible con todos aquellos miedos que somos incapaces de vencer.
Hoy sé que no hay que
huir de aquel que te persigue. Sorpréndele: sal a su encuentro, y dile que no
le tienes miedo; a partir de ese momento dejará de perseguirte.
Hoy
sé que
el valor verdadero es aquel que se enfrenta al miedo.
Hoy
sé que
mucha gente tiene miedo de lanzarse a la piscina del amor verdadero; pero,
cuando están dentro, se sienten muy afortunadas y miran, con eterna gratitud, a
la persona que le empujó.
Hoy
sé que
todas las derrotas las produce el miedo; si consigues vencerlo, jamás serás
derrotado.
Hoy sé que el miedo es un mal compañero de viaje
que se oculta bajo la sombra de una pregunta sin respuesta.
M. Camacho
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