domingo, 17 de diciembre de 2017

HOY SÉ... (SOBRE EL MIEDO)





HOY SÉ... (SOBRE EL MIEDO)

                                       No mata el vuelo, sino el suelo.

Hoy sé que tanto la agresión como  la sumisión son signos de cobardía que representan dos maneras diferentes de manifestación del miedo.
Hoy sé que los gritos no son muestras de valor, son espanta miedos: cuando gritamos no estamos dando muestra de valor, lo único que hacemos es tratar de espantar nuestros propios miedos.
Hoy sé que al principio de los tiempos, hace ya tanto que nadie se acuerda, todas las aves volaban. Una de ellas tuvo miedo de volar, y se cortó las alas; su nombre es “gallina”.
Hoy sé que hay personas que se cortan las alas porque les da miedo volar.
Hoy sé que no tienes que cerrar con llave la puerta de tu casa cuando estés dentro de ella. Si el miedo o la prudencia te impulsan a hacerlo, algo muy importante está fallando en tu vida.
Hoy sé que: “Lleva tanto tiempo huyendo del amor, que se ha olvidado de amar; y el miedo le impide pararse”.
Hoy sé que no hay que tenerle miedo a una ley severa, si es justa.
Hoy sé que no hay que buscar en la mentira la salida fácil a cualquier situación comprometida; asume con valor tu responsabilidad, y no le tengas nunca miedo a la verdad.
Hoy sé que no hay que tener miedo de ser feliz.
Hoy sé que el miedo es un impedimento para que surja el amor.
Hoy sé que la bondad de su rostro embelesó mi alma, hasta el punto de no atreverme a hablar por miedo a romper el encantamiento.
Hoy sé que las personas que aman la vida no tienen miedo a la muerte: la muerte es parte de la vida.
Hoy sé que debo reflexionar sobre la siguiente sentencia: “Hombre, ¿de qué presumes?; sólo eres la sombra del miedo”.
Hoy sé que la gente perversa es débil y cobarde; sus principales armas son el engaño y el miedo de los demás.
Hoy sé que no hay que tenerle miedo al miedo: sería como pintar negro sobre negro.
Hoy sé que debo tener muy presente la siguiente sentencia: “Corderos, aprended de los insectos; y los lobos tendrán miedo de vosotros”.
Hoy sé que no hay que tenerle miedo al miedo: siempre va de farol.
Hoy sé que hay que armarse de valor cada vez que se necesite vencer el miedo.
Hoy sé que debe tener presente la sentencia siguiente: “Ten tu conciencia tranquila y no te preocupes de las calumnias que viertan sobre ti; sé siempre responsable de tus actos y no tengas miedo a equivocarte: afronta con dignidad y valor  tu vida y tus errores”.
Hoy sé que no hay que avergonzarse de haber tenido miedo: sentir miedo es humano; afrontarlo, un hecho heroico.
Hoy sé que no es valiente porque nunca tuvo miedo; sino porque cuando lo tuvo, lo arrostró.
Hoy sé que cada mentira es una piedra lanzada contra la farola que alumbra el sendero por el que tu alma camina  en busca de la Verdad: destierra la mentira de tu vida y detesta al mentiroso, para que puedas abrazar a tu prójimo sin miedo al contagio.
Hoy sé que el miedo es un dragón que defiende la entrada de la cueva donde se encuentra cautiva la libertad.
Hoy sé que la libertad se obtiene con la derrota del miedo.
Hoy sé que la libertad es incompatible con todos aquellos miedos que somos incapaces de vencer.
Hoy sé que no hay que huir de aquel que te persigue. Sorpréndele: sal a su encuentro, y dile que no le tienes miedo; a partir de ese momento dejará de perseguirte.
Hoy sé que el valor verdadero es aquel que se enfrenta al miedo.
Hoy sé que mucha gente tiene miedo de lanzarse a la piscina del amor verdadero; pero, cuando están dentro, se sienten muy afortunadas y miran, con eterna gratitud, a la persona que le empujó.
Hoy sé que todas las derrotas las produce el miedo; si consigues vencerlo, jamás serás derrotado.
Hoy sé que el miedo es un mal compañero de viaje que se oculta bajo la sombra de una pregunta sin respuesta.

                                                    M. Camacho

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