martes, 27 de junio de 2017

EL TESORO DE LA FELICIDAD


La felicidad no radica en vivir en un jardín de rosas, sino en plantar rosas en tu jardín.


miércoles, 21 de junio de 2017

EL DOLOR DE LA POBREZA


Nadie es tan pobre que no tenga nada que ofrecer; ni tan rico que no necesite nada.


martes, 13 de junio de 2017

CONCIENCIA PATRIÓTICA





HOMENAJE A JOSÉ ALCALÁ-ZAMORA

ASOCIACIÓN VERSOS PINTADOS DEL CAFÉ GIJÓN,
SECCIÓN “EL ABANICO”



Queridos amigos:

Buenas noches, con aroma de rosas silvestres de la rivera del Permeso.

Es para mí un gran honor participar en este modesto, pero muy sentido homenaje que esta noche, 12 de junio de 2017, la Asociación Versos Pintados del Café Gijón, en su sección “El abanico”, rinde al hombre, al historiador, al poeta José Alcalá-Zamora. Como hombre, destaca su humanidad; como historiador, el rigor; como poeta, el volumen, en su mayor parte sonetos (a finales del año 2009 firmaba su soneto 5001; ningún poeta, clásico o contemporáneo, ha escrito tantos sonetos), y la calidad de su obra, sus sonetos que tocan el cielo: en ellos tiembla el amor y la belleza, como en los sonetos de Ronsard y de Shakespeare; en ellos encontramos el ímpetu vital y la salada gracia de los sonetos de Lope de Vega; en ellos sentimos la nostalgia temblorosa de los sonetos de Garcilaso de la Vega y la apasionante ternura de los sonetos de Camoens; en ellos sentimos las desgarradoras imprecaciones a Dios de los sonetos de Antero de Quental...; a lo que hay que añadir la hirviente pasión de sus sonetos eróticos. Por todo ello, y mucho más, José Alcalá-Zamora es acreedor del más alto reconocimiento.

Es en este punto, cuando vienen a mi memoria: el olvido en el que murió Cervantes; y cómo, hasta la segundad mitad del siglo XIX, la obra de Shakespeare era ignorada por la mayoría y despreciada por los exquisitos. Fue en torno al año 1860,  cuando Víctor Hugo, al tiempo que culminaba su obra los miserables, escribió desde el destierro: “Shakespeare no tiene el monumento que Inglaterra le debe”. Las palabras del patriarca francés removieron las conciencias patrióticas inglesas; en poco tiempo, fueron erigidos decenas de monumentos a Shakespeare.

Con este homenaje, y repito, modesto pero muy sentido, La asociación Versos Pintados del Café Gijón escribe en el aire, para quien quiera leerlo, el siguiente Mensaje: “José Alcalá-Zamora no tiene el monumento que España le debe”.

Yo conocí a José por medio de mi hija Patricia, cuando trabajaba para una gran dama; íntima amiga del poeta y musa, pienso, de muchos de sus poemas de amor. Mi hija me dijo: “Papá tienes que conocer a José Alcalá-Zamora, es un excelso poeta y una gran persona”; y tiene toda la razón, José es un sonetista, un poeta de especial excelencia y un hombre empapado de humanidad.

Quiero terminar con un pequeño poema que una agradable tarde, con una copa de vino español en la mano, en la celebración de la presentación de uno de sus poemarios; y tras confesarme que no era creyente, le recité al oído. He de decir que creí en sus palabras porque José es un hombre de honor; pero no, en la verdad que expresaban: ¡hay en los poemas de José Alcalá-Zamora tanta pasión, tanta belleza...; tanto amor; que nadie podría escribirlos si Dios no estuviese en su corazón!; lo que ocurre es que su luz, la luz de Dios, nos deslumbra. El poema se titula Confío en Ti, y dice así:

No comprendo, Señor, la noche;
pero confío en Ti
que has creado el  Sol
y todas las estrellas.
No comprendo, Señor, las injusticias;
pero confío en Ti
que siembras artemisas
en los jardines del Amor.
No comprendo, Señor, tanto dolor;
pero confío en Ti
que mandaste a tu hijo
a morir en la cruz.
Tengo miedo, Señor, de poder ofenderte,
con mis incomprensiones,
con mis miseria;
pero confío en Ti
que eres un padre justo
y misericordioso.

                                                M. Camacho

viernes, 9 de junio de 2017

UN HOMBRE VALIENTE




A Ignacio Echeverría,
un hombre valiente.

D. E. P.



La maldad hace a los seres débiles y cobardes; su aparente poderío se apoya en el miedo de los demás; principalmente, el miedo a la muerte. Sé valiente, no le tengas miedo a la muerte; hazte amigo de ella; recuerda que, tarde o temprano, todos tenemos que morir; piensa que lo que realmente importa, quizás lo único importante de nuestra vida, es morir con dignidad; porque sólo así, la amiga muerte nos llevará al paraíso de la vida eterna. El valor no es una cualidad, es una actitud: “No es valiente el que no tiene miedo, sino aquél que intenta vencerlo”. 

Haz siempre lo que debas hacer: aunque el miedo te corte la respiración; aunque el valor te lleve a la muerte; en eso consiste el heroísmo. Y eso hizo Ignacio Echeverría; un valiente, un héroe, un hombre de bien; ha muerto joven, pero no ha sido en vano: que Dios premie su heroísmo y perdone nuestra cobardía. 


EPÍLOGO

La falsa bondad es la peor de las perversidades. Esta es la bondad que suelen practicar, sin ningún rubor, los políticos de las “democracias” de Occidente; que dejan libres las manos de cobardes asesinos y atan las de la gente de bien, impidiendo que éstos puedan defenderse. Si asumen el deber de proteger a aquellos a quienes gobiernan, y no lo hacen; ellos (los políticos) son, a mi entender, los principales culpables...

                                            M. Camacho