No fabriques desengaños.
DESENGAÑO
Nació ciego, sin ojos,
con el alma encendida
de eterna primavera;
para asombro de todos.
El olor de las sombras,
esparcido por vientos de dolor,
despertó sus instintos
y adormeció su alma.
Vivió ciego, sin ojos,
en medio de la noche;
de una noche sin luna.
Quería ver el mundo;
dominar los vientos;
y dedicó su vida,
toda su vida,
en busca de unos ojos;
esperando un donante.
Cuando los encontró,
cuando consiguió ver,
no le gustó el mundo que vio;
y se arrancó los ojos:
era un mundo sin luz, sin color;
un mundo gris poblado de mentiras
y de flores marchitas.
Murió ciego, sin ojos,
con el alma partida en mil pedazos;
pero con esperanza.
M. Camacho
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