miércoles, 22 de febrero de 2017

OJOS DE AZABACHE






Si en algún momento, sientes el deseo de morir; espera que pase ese momento, y contempla tu resurrección.





Era un balón hermoso,
con una cara alegre
dibujada en su piel.

Era un balón confiado
que andaba por caminos solitarios,
corriendo y dando botes de alegría,
en busca de unas manos amorosas.

Comenzó a recibir patadas,
muchas patadas;
tantas patadas
que se quedó vacío,
sin aire, desinflado.

Una aguja maldita
atravesó su piel,
y envenenó su sangre.
A pesar de tantos pesares,
no dejó de reír.

Siguió recibiendo patadas,
muchas patadas;
tantas patadas
que se volvió a quedar vacío,
sin aire, desinflado;
y comenzó a llorar,
y dejó de reír;
las lágrimas borraron la sonrisa
dibujada en su piel.

Era un balón sin aire;
un pellejo arrugado;
un alma rota que pedía ayuda.
El eco de su voz despertó a los romeros[1];
y dejó de llorar,
y, de nuevo, volvió a reír.

Era un balón radiante,
con unos ojos de azabache
dando brillo a su cara.


                              MANUEL CAMACHO




[1]Flor de romero: infunde ánimo y valor al que está abatido.

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