sábado, 23 de abril de 2016

CERVANTES, OBRA DEL QUIJOTE (NOCHE DE LOS LIBROS EN EL CAFÉ GIJÓN)

           Dichosos los que encuentran,
          en el servicio a  los demás,
          un sendero de gloria.


Queridos amigos: Buenas noches con aroma de azahar de la India; el azahar de la India, como sabéis, representa el orgullo; y es orgullo, mucho orgullo, lo que sentimos los españoles de que la obra literaria más grande de todos los tiempos, y de todo el universo, el Quijote, haya sido escrita por un español, Cervantes, del que hoy, 22 de abril de 2016, conmemoramos el cuatrocientos aniversario de su fallecimiento. Conmemoración que, curiosamente, coincide, en la fecha no en el día, con la del poeta y dramaturgo inglés Shakespeare, cuyas obras pueden igualar en belleza literaria al Quijote, pero no en originalidad ni en elevación de espíritu; el Quijote es la obra de la fe en el más alto ideal: la obra de los que sienten sed de justicia y ansias de redención; la obra que nos enseña que aunque el cuerpo salga magullado en la lucha por la justicia, el espíritu vence siempre; la obra que valora muy alto el espíritu  de sacrificio, y considera que éste jamás resulta estéril; la obra que nos anima a confiar en el  esfuerzo... Allí; donde existe la pena y el sufrimiento, donde se produce el escarnio y la humillación, donde se ejerce el dominio y la explotación...; se presenta Don Quijote para “enderezar tuertos y desfacer agravios”; acompañado de su fiel escudero Sancho: el corazón de la obra.

Unamuno, el gran maestro de la paradoja, dijo: “No fue el Quijote obra de Cervantes, sino Cervantes obra del quijote”. Y yo comparto estas palabras.

La belleza no se crea, se encuentra; los ideales no se fabrican, se beben. Cabe, pues, preguntarse dónde encontró Cervantes tanta belleza; en que fuente bebió tan altos ideales. Él mismo nos dio la respuesta cuando, poca antes de morir, manifestó que se sentía más satisfecho de los servicios prestados a España como soldado que como escritor. En el primer momento, llegué a pensar que Cervantes hizo esa manifestación porque, por aquel entonces, no se conocía la magnitud de su obra; cada vez, estoy más convencido de que él, mejor que nadie, conocía su obra, pero también sabía que sin sus vivencias como soldado jamás la hubiese podido escribir. A comprender esto puede ayudarnos, y con ello termino, las siguientes palabras sobre “el soldado”:

El soldado, no es una máquina de matar, es una persona de gran corazón dispuesta a dar su vida por los demás; no busca su gloria, sino la gloria de su patria; no piensa en sus derechos, sino en sus deberes; no tiene como fin el dinero, sólo le da a éste el valor de lo necesario; no se mueve por odio, sino por el sentido del deber; no tiene compañeros, tiene familia. El solado es una persona que ama la libertad; que únicamente concibe la guerra como un camino para la paz; que respeta al enemigo; que pone el honor y la dignidad por encima de todo lo terrenal; que lleva el sacrificio hasta las últimas consecuencias. El soldado es una persona leal y disciplinada que encuentra en el servicio a su patria la razón de su existencia.

¡Muchas gracias!

                                                                                       MANUEL CAMACHO


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