LOS QUE DEFIENDEN AL LOBO[1]
Los que defienden al lobo
se olvidan de los corderos;
de los que quedan heridos
y de aquellos que murieron.
Me gustaría saber
qué les lleva a defenderlo;
si es un amor candoroso
o acaso un amor perverso.
Quisiera que se pusieran
su mano izquierda al costado;
y pensaran lo que harían
si ellos fueran atacados.
Los que defienden al lobo
se olvidan que son corderos;
y pueden ser devorados
por aquel que defendieron.
MANUEL CAMACHO
[1]
Los que defienden al lobo
se olvidan de los corderos;
de los que quedan heridos
y de aquellos que murieron.
Me gustaría saber
qué les lleva a defenderlo;
si es un amor candoroso
o acaso un amor perverso.
Quisiera que se pusieran
su mano izquierda al costado;
y pensaran lo que harían
si ellos fueran atacados.
Los que defienden al lobo
se olvidan que son corderos;
y pueden ser devorados
por aquel que defendieron.
MANUEL CAMACHO
[1]
Este poema es un poema rancio, por aquello de que su estructura está pasada de moda; no así su mensaje, que es una llamada de atención contra esa ola de falsa bondad que ha inundado al mundo: un mundo en el que se aplaude al cobarde y se abuchea al valiente.
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