Roban el alma de los hombres,
y nadie, nadie
persigue a los ladrones;
¿dónde los hombres, dónde?
Chupan la sangre de los hombres,
y nadie, nadie
clava una estaca;
¿dónde los hombres, dónde?
Secuestran los derechos de los hombres,
y nadie, nadie
acude a rescatarlos;
¿dónde los hombres, dónde?
Matan a los amigos de los hombres,
y nadie, nadie
reclama los cadáveres;
¿dónde los hombres, dónde?
¿Dónde los hombres, dónde?;
¿dónde están, dónde?
Muertos, todos los hombres están muertos;
el miedo los mató.
M. Camacho
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