martes, 11 de junio de 2013

EL ÁRBOL DE LA LIBERTAD

 Hablamos mucho de libertad, pero no hacemos nada por conseguirla; esperamos, sin esperanza, que un extraño nos abra la puerta de nuestra prisión; y eso no es posible porque la puerta de la libertad tan sólo se abre desde dentro.
 
 
EL ÁRBOL DE LA LIBERTAD

 
                                     La libertad es un árbol
                                    que crece en el campo de batalla.
                                    La paz es la flor del árbol de la libertad.
    

 
Árbol hermoso, árbol de la vida;
que crece exuberante, refulgente,
en el campo glorioso de batalla,
regado con la sangre de su amante
en lucha desigual; la gente huye,
se esconde, tiene miedo, son cobardes;
sólo él recoge el guante, sólo él lucha.
Sabe que va a morir en el combate,
en el campo del miedo, del silencio,
sin que nadie reclame su cadáver;
que será devorado por los cuervos,
en macabro festín de regocijo,
sin que nadie se atreva a espantarlos;
que su árbol vivirá en cautividad,
custodiado por fieles cancerberos,
sin que haya quien acuda a rescatarlo.
Sabe que su alma libre, sin cadenas,
volará, victoriosa, hasta la gloria,
sin que nadie se asombre de su hazaña.

 
Árbol hermoso, árbol de la vida;
que crece  complaciente, osado,
en la colina de la fantasía;
dibujado en la mente de unos hombres
que prefiere dormir a despertar de un sueño;
de un sueño que se adentra en el vacío.


                                       M. Camacho

 

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