A Alexander, con todo amor,
de sus abuelos Aurelia y Manuel,
en su decimosexto cumpleaños.
Querido nieto, Alexánder;
¡feliz día de tu cumpleaños!,
¡y todos los días
de todos los años
de un alarga vida!
Cada paso, en mi camino,
doy, ¡gracias!, a Dios
por la bondad que ha sembrado
en tu tierno corazón:
eres árbol donde anida
el prodigioso pájaro azul,
eres aroma de mirto,
eres sendero de luz,
eres sonrisa serena,
eres el bálsamo que remedia
las heridas de mis pies...;
eres lirio de los valles.
No cambies, mi amor, no cambies;
mas, no dejes de crecer
en tu largo caminar;
en esta hermosa aventura,
lo que el abuelo aprendió
en la escuela de la vida,
a ti te puede ayudar...
HOY SÉ...
(SOBRE LA VIRTUD)
Ave Fénix, ave fabulosa, revélame tus secretos para que tenga el valor de incinerar mis miserias y la virtud de renacer a la Vida.
Hoy sé que no hay que esperar a estar muerto para ser virtuoso.
Hoy sé que las virtudes son los colores del alma.
Hoy sé que en las cosas sencillas, abunda la virtud.
Hoy sé que la sencillez y la naturalidad son virtudes que brillan con luz propia.
Hoy sé que la familia es un terreno abonado para el cultivo de las virtudes humanas.
Hoy sé que, cuando medie el dinero, hay que poner a trabajar todas las virtudes.
Hoy sé que donde reina la miseria, no habita la virtud.
Hoy sé que el aire de los aplausos a una virtud llena el camino de pétalos de rosa; el de los aplausos a un vicio, lo llena de brozas.
Hoy sé que valor se escribe con “v” de virtud (integridad de ánimo y bondad de vida).
Hoy sé que Dios pone muchas dificultades en el camino de la gente virtuosa porque quiere que la estrella de estos seres de luz brille con todo su esplendor.
Hoy sé que el hombre virtuoso no se lamenta de las contrariedades; intenta sacar de todas ellas una enseñanza.
Hoy sé que es de virtuoso encontrar motivos nobles en todas las cosas.
Hoy sé que los defectos se convierten en grandes virtudes cuando luchamos por corregirlos.
Hoy sé que la grandeza no está en la virtud, sino en la lucha por conseguirla.
Hoy sé que el sentido de la responsabilidad y el espíritu de lucha son dos virtudes que causan admiración.
Hoy sé que es bueno tener presente la siguiente máxima: “No te enamores de una cara bonita; enamórate de un ser virtuoso”.
Hoy sé que: “Querer querer, en virtud de virtudes, es la fuente del verdadero amor. Beber en ella, cada día; un don de Dios”.
Hoy sé que saber encontrar la belleza que hay en cada cuerpo, es una gran virtud.
Hoy sé que una de las virtudes más importantes, en esta vida, es aquella que te lleva a encontrar placer en lo cotidiano.
Hoy sé que los vicios y las virtudes son contagiosos.
Hoy sé que la hermosura seduce; la virtud rinde.
Hoy sé que la virtud es una conquista; el vicio una rendición.
Hoy sé que la virtud empuja; el vicio arrastra.
Hoy sé que cuando se pierde la virtud: cae la noche; los relojes se paran…
Hoy sé que, cuando cae la noche, hay que encender el faro de la virtud.
Hoy sé que la nobleza es una virtud que sólo crece en el campo del espíritu.
Hoy sé que las virtudes que no se practican son flores marchitas.
Hoy sé que se pueden heredar bienes, pero no virtudes: la virtud es el desarrollo óptimo y personal de un bien.
Hoy sé que el orgullo, si se siente, debe nacer de causas nobles y virtuosas.
Hoy sé que la humildad hace que las demás virtudes brillen con todo su esplendor.
Madrid, 3 de marzo de 2022
M. Camacho