Mi infancia son recuerdos de un pueblo en la Axarquía; mi vida, la ilusión por un mundo mejor... Si compartes esta ilusión, aquí tienes un espacio para sembrar la esperanza.
martes, 29 de septiembre de 2020
domingo, 27 de septiembre de 2020
martes, 22 de septiembre de 2020
MUCHO MAL Y POCO BIEN
PARTE I:
EL PROBLEMA
En medicina,
lo que no cura
envenena.
¿Quién parará esta locura?
¿Quién apagará este infierno?
Cada día, más cadenas;
cada día, más sanciones...
Estas son las ocurrencias,
estas son las soluciones;
de aquellos que nos dirigen,
de aquellos que nos gobiernan;
con especial insistencia
en usar la mascarilla,
que pasa a ser obligado
el llevarla siempre puesta;
pero que no lleve válvula,
porque, si la lleva, ¡multa!;
pues, aquella que la lleva
es “mascarilla egoísta”,
como suelen nominarla
expertos de pacotilla;
esto alza mi indignación
ya que en mi humilde entender
las mascarillas con válvula
protegen más y mejor.
A pesar de todo ello;
las mayores restricciones,
las más pesadas cadenas
y las más altas sanciones
(sólo queda el tapaculos;
retiro este comentario,
peligroso es dar ideas
a peligrosos bellacos):
cada día, más contagios;
cada día, más pandemia;
cada día, menos vida;
cada día, más pobreza.
Esta es nuestra situación;
y aquellas, sus ocurrencias.
A la vista de lo visto,
y lo que queda por ver,
cabe tener serias dudas,
que quisiera esclarecer:
duda sobre la pandemia,
duda de las restricciones,
duda de las mascarillas,
duda de las intenciones...
Pues, pienso que la ignorancia
y la falta de honradez
terminan por provocar
mucho mal y poco bien.
PARTE II:
LA SOLUCIÓN
Según la propia intuición,
el amor a la verdad
y el sentido del honor,
creo poder indicar
donde está la solución
a esta pandemia infernal:
Andar con mucha prudencia,
no debemos olvidar;
si siempre fue conveniente,
en esta caso es vital.
Espantar todos tus miedos,
ponerte un alto valor...;
que nadie pueda comprarte
si no paga con amor.
“Apartar a los pirómanos
de los cuerpos de bomberos;
desinfectar lo tocado;
y elegir bomberos nuevos.
Averiguar el origen
y difusión de los fuegos;
y, si existieran culpables,
que paguen por lo que hicieron”.
Evitar concentraciones
que estén fuera de lugar,
y guardar cierta distancia
cuando se deba guardar.
La renovación del aire
y el lavado de las manos,
es una sana costumbre
para mantenerse sano.
Actuar con valor, pensando
en la Tierra y en la gente:
los sanos a trabajar
y a disfrutar de la vida;
que el trabajo es saludable,
y la vida sólo es vida
si se vive alegremente.
Los enfermos a curarse;
los enfermos de verdad,
pues, los sanos no se curan,
sólo pueden enfermar;
una especial atención
a los mayores de edad,
es el mayor exponente
de una sana sociedad.
Pero lo más importante,
sin ello no hay solución,
es que brille la verdad
en toda la información.
Y todos juntos luchar
por una vida mejor,
que dé sentido a la Vida:
una vida en el amor;
una vida en la justicia;
una vida en libertad;
una vida en la sonrisa;
una vida en la Verdad...
EPÍLOGO
Si no le echamos valor,
y le ponemos remedio
a esta maldita locura;
seremos, no tengas duda,
un pueblo pobre y enfermo.
O, tal vez, algo peor;
¡dejaremos de ser pueblo!
M. Camacho