Reafirma siempre y en todo lugar tu individualidad; sé solidario con los que sufren, y une tu vida a la de aquellas personas que defienden la justicia; pero hazlo desde la libertad, comprometiéndote contigo mismo; no te enredes con los colectivos (grupos, partidos, asociaciones, comunidades, etc.), particularmente con los que trabajan en la sombra: puedes acabar actuando en contra de lo que pretendías defender; los colectivos anulan la personalidad del individuo y toman la del líder, o la de aquellos a quienes el líder sirve.
Mi infancia son recuerdos de un pueblo en la Axarquía; mi vida, la ilusión por un mundo mejor... Si compartes esta ilusión, aquí tienes un espacio para sembrar la esperanza.
domingo, 13 de octubre de 2013
sábado, 5 de octubre de 2013
viernes, 4 de octubre de 2013
jueves, 3 de octubre de 2013
AXARQUÍA (COMARCA HERMOSA DE MÁLAGA LA BELLA)
... Quisiera ser cantaor
pa cantarle a la Axarquía
canciones de amor eterno
que brotan del alma mía.
MÚSICA CALLADA
En las pozas humildes,
de sus campos sedientos,
reposa agua sonora
que refresca la frente
de unos cuerpos que lloran
a la luz de la luna.
En los rostros cansados,
de esos cuerpos que lloran
a la luz de la luna,
suena la música callada
de unas almas que ríen
cuando los cuerpos lloran.
MANUEL CAMACHO
miércoles, 2 de octubre de 2013
LOCURAS DE AMOR
Se pasó toda su vida intentando cambiar el mundo, y no lo consiguió. Al final de sus días, se dio cuenta de que había sido un hombre feliz; y sonrió.
LOCURAS DE AMOR
No retrases la siembra de una buena obra;
si lo haces, puede que su fruto no llegue a tiempo
de alimentar tu alma.
si lo haces, puede que su fruto no llegue a tiempo
de alimentar tu alma.
Patricia, Sergio, Sofía, Santiago y María eran muy buenos amigos, de
esos que valen un Perú; se conocieron en el colegio religioso donde cursaban el
bachillerato; un magnetismo especial les hacía vibrar en la misma frecuencia, quizá por ello eran tan
buenos amigos.
Aquella mañana, una densa y oscura nube cubría la ciudad. El día
invitaba a la meditación.
Como de costumbre, los cinco amigos se reunieron, a la hora del
recreo, en el patio del colegio; el silencio presidió los primeros momentos.
Un sonido bronco rompió el
silencio cuando Sergio, sin decir palabra, comenzó a desenvolver el suculento
bocadillo que su madre le había preparado; el bocadillo tenía como segunda
envoltura una hoja de periódico, la primera era de papel de aluminio. Las miradas
de los cinco amigos, hasta aquel instante perdidas en el infinito, se
encontraron en la estrepitosa hoja; casualmente, se trataba de una hoja de
sucesos: asesinatos en masa, violaciones, suicidios, robos, etc.
- ¡Qué mal está el mundo! -exclamó Santiago. Y añadió-: ¿cómo puede
haber gente tan perversa; acaso no comprenden que su actitud les lleva al
infierno, al mundo de las tinieblas.
- A veces, pienso que en nuestro mundo hay mucha injusticia y que, tal
vez, sea ésta la causa de tanta maldad; pero, cuando considero todo lo que Dios nos da y evoco sus bienaventuranzas, me
doy cuenta de que nada justifica hacer el mal -dijo Patricia.
- Es cierto, nada justifica hacer el mal. El mundo creado por Dios
es una morada deliciosa, un paraíso; somos nosotros, los llamados
seres humanos, quienes lo hemos convertido en la antesala del infierno
-corroboró Sofía.
- Se me ha puesto la carne de
gallina. Un sentimiento muy profundo de impotencia y de culpabilidad invade
todo mi ser -expresó Sergio. Y agregó-: no podemos permanecer ajenos de esta
triste realidad. ¡Tenemos que hacer algo!
- Tienes razón, hay que hacer algo -aseveró Santiago-; pero, ¿qué
podría ser?
- Podríamos -dijo María- sembrar sonrisas en el mundo, viviendo con
alegría las cosas pequeñas de cada instante del día.
- Podríamos escuchar a la gente. ¡Escucharles con cariño que es amar
con el oído! -exclamó Patricia. Y afirmó-: si en el mundo se hablase un poquito
menos y se escuchase un poquito más, se evitarían muchos sufrimientos.
- Podríamos intentar convencer a todo el mundo que la vida es un viaje
maravilloso hacia la eternidad; un viaje que no debemos perder -dijo Sofía.
- Todo cuanto habéis dicho es muy hermoso; pero me gustaría que nos
comprometiésemos en algo más concreto -demandó Sergio.
- Estoy contigo -sustentó María-, a mí también me gustaría que nos
comprometiésemos en algo más concreto como, por ejemplo: saludar siempre, y de
manera piadosa, a todos los compañeros con los que nos encontremos, a pesar de
que alguno de ellos nunca nos haya caído bien; dirigir una tierna mirada a las
personas tristes que se crucen en nuestro camino; prestar una ayuda sincera y
desinteresada a todo el que necesite algo de nosotros, aunque no llegue a pedírnosla.
- Podemos igualmente comprometernos en intentar enseñarle a la gente,
principalmente a los jóvenes, a descubrir y a admirar todas esas cosas tan
extraordinarias que llenan el mundo, y que son la imagen del Señor -dijo
Patricia. Y aclaró-: las estrellas del infinito; la luz y el calor del sol; la
fertilidad de la tierra; la inmensidad del mar; la belleza y el aroma de las
flores; el trino de los pájaros; la ternura de un recién nacido; la dulzura de
una madre; el amor de un padre; la mirada afectuosa de una persona agradecida.
- También podemos -dijo Sofía- comprometernos en llenar nuestro
entorno de octavillas que lleven escritas, una en cada cara, las siguientes
locuras de amor:
A) La
bellísima oración de San Francisco de Asís, convertido a Dios desde las
vanidades del mundo; que dice:
Haz de mí, Señor, un instrumento de paz.
Que donde haya odio, ponga yo amor;
donde haya ofensa, ponga perdón;
donde haya discordia, ponga unió;
donde haya error, ponga verdad;
donde haya duda, ponga confianza;
donde haya desesperación, ponga esperanza;
donde haya tinieblas, ponga luz
y donde haya tristeza, ponga yo alegría.
Haz, en fin, Señor, que no me empeñe tanto
en ser consolado, como en consolar;
en ser comprendido, como en comprender;
en ser amado, como en amar.
Porque dando es como se recibe,
olvidando es como se encuentra,
perdonando se es perdonado
y muriendo se resucita
a la vida que no conoce fin.
B) El
hermoso texto escrito por la Madre Teresa de Calcuta, durante una noche de
tormenta, en la colonia de leprosos de un pueblo indio a orillas del Ganges;
que dice:
La vida es una oportunidad, aprovéchala.
La vida es belleza, admírala.
La vida es beatitud, saboréala.
La vida es un sueño, hazlo realidad.
La vida es un reto, afróntalo.
La vida es un deber, cúmplelo.
La vida es un juego, juégalo.
La vida es preciosa, cuídala.
La vida es riqueza, consérvala.
La vida es amor, gózala.
La vida es un misterio, desvélalo.
La vida es promesa, cúmplela.
La vida es tristeza, supérala.
La vida es un himno, cántalo.
La vida es un combate, acéptalo.
La vida es una tragedia, doméñala.
La vida es una aventura, arróstrala.
La vida es felicidad, merécela.
La vida es la vida, defiéndela.
- Estoy de acuerdo con vosotros -dijo Santiago-; pero no olvidemos que
la carne es débil y el demonio implacable. Éste aprovechará cualquier ocasión,
cualquier motivo, para tentarnos; cualquier momento de desaliento para robarnos
el alma.
- Yo sé cómo vencer las tentaciones, el modo de derrotar al diablo:
busquemos un aliado, ¡aliémonos con el Señor! Él nos dará las
"fuerzas" necesarias para conseguirlo -aseguró María.
- Me parece estupendo -manifestó Sergio. Y añadió-: propongo firmar
una alianza con Dios; y comenzar desde ahora mismo, desde este momento, a
cumplir con nuestros compromisos, a luchar con entusiasmo por un mundo mejor.
- Yo también quiero proponer algo -dijo Patricia-, que hagamos una
promesa: reunirnos aquí, en este mismo lugar, dentro de veinticinco años, para
ver lo que hemos conseguido; para darnos un fuerte abrazo.
Todos estuvieron de acuerdo, firmaron la alianza e hicieron la
promesa. En los restantes años de colegio, se distinguieron de sus compañeros
por su bondad y afecto hacia los demás. Al terminar los estudios de
bachillerato, se separaron con una gran pena; pero con la agradable sensación de que una fuerza
misteriosa les mantenía unidos.
Fueron fieles a la alianza, y cumplidores de cuanto habían prometido.
Veinticinco años más tarde, se volvieron a reunir, esta vez, en las puertas de
unos grandes almacenes que habían sido construidos en el lugar en que se
encontraba su colegio. Muchas cosas habían cambiado; sin embargo, el mundo
seguía igual: asesinatos en masa, violaciones, suicidios, robos, etc.
No pudieron conseguir un mundo mejor, a pesar de haberlo intentado;
pero lograron algo muy importante, yo diría que lo más importante en esta vida:
ellos siempre fueron muy felices haciendo el bien, con la esperanza de ir
caminando hacia la Gloria.
MANUEL CAMACHO
martes, 1 de octubre de 2013
domingo, 29 de septiembre de 2013
sábado, 28 de septiembre de 2013
ESPEJO DE BELLEZA
Señor, ayúdame a
descubrir el misterio de la vida para que pueda gozar de tanta belleza.
ESPEJO
DE BELLEZA
La belleza está en el espejo
cuando te miras.
¿Dónde está la
belleza?
Le preguntó una rosa
a un poeta.
En mis ojos,
cuando te miro;
en mis manos,
cuando te toco;
en mis labios,
cuando te beso;
en mi alma,
cuando me bebo tus
aromas...:
la belleza está en mí
cuando estoy en ti,
y tú conmigo.
Le contestó el poeta.
La rosa se hizo
verso,
verso de sangre;
verso enamorado.
El poeta cerró los
ojos,
y se puso a soñar.
M. CAMACHO
martes, 24 de septiembre de 2013
lunes, 23 de septiembre de 2013
domingo, 22 de septiembre de 2013
lunes, 22 de julio de 2013
UN MUNDO MEJOR
II EN CUENTRO
HISPANO-TUNECINO DE INTELECTUALES Y ESCRITORES
PONENCIA: UN MUNDO
MEJOR
(MANUEL CAMACHO
FERNÁNDEZ)
Me duele España,
mi patria;
me duele el mundo,
mi mundo;
me duelen tanto,
tanto me duelen,
que mi dolor me mata...
Queridos colegas,
tras los versos con los que abro mi participación en esta Mesa redonda; quiero,
ante todo, felicitar a Ridha Mami y a Basilio Rodríguez por la organización de
estos encuentros tunecinos-españoles de intelectuales y escritores. Unos
encuentros a los que “sirven de inspiración y lema”, así lo manifiestan sus
organizadores, los versos de un bello poema titulado “La voluntad de vivir”; escrito,
un año antes de su temprana muerte, por el gran poeta de Tozeur, Abou el Kacem
Chebbi (1909-1934). Y mostrarles mi gratitud por haberme invitado a participar
en los mismos. Dicho lo cual, paso a exponer mi comunicación.
Para el
dolor que me produce este tiempo de la historia del mundo, que me ha tocado
vivir; encuentro consuelo en los versos del gran poeta Abou el Kacem Chebbi:
“Si la gente quiere vivir un día/ el destino sólo puede satisfacer su
expectativa./ La mañana sucederá necesariamente a la noche/ y las cadenas se
romperán inevitablemente...” El poeta nos dice, a través de sus versos, que
querer es poder; que los deseos, cuando son firmes, inevitablemente se cumplen.
Y sublima su poema con el hermoso título: “La voluntad de vivir”. En esa misma
dirección está orientada mi obra creativa, que hoy comparto gustosamente con
vosotros, como se puede observar en el siguiente poema; que dice: Cuando los
pasos/ son firmes,/ retumba el suelo;/ y la gente/ se aparte,/ y los perros/
reculan.../ Cuando los pasos/ son firmes,/ nadie/ te detiene//; poema que he titulado
Determinación. Voluntad
de vivir, Determinación...; sí, está bien. Pero, ¿para qué? Para algo muy
hermoso, para lo más noble y hermoso que puede y debe hacer el ser humano;
¡Luchar por un mundo mejor!: un mundo luminoso, alegre y justo donde la vida
sea hermosa y bella para todos los que lo habitan. Y, en esa noble empresa, los
poetas y los escritores tienen encomendada una importante tarea; a ella,
modestamente, he dedicado gran parte de mi vida. Como muestra, quiero dar
lectura a un artículo de opinión que escribí, hace tiempo, para un periódico de
la Axarquía (comarca de Málaga), el cual fue publicado con el seudónimo de
Manuel de Petka; y que, para mi pesar, cada día gana actualidad. Dice el artículo:
DECLARACIÓN UNIVERSAL DE LOS DERECHOS HUMANOS: UNA CADENA DE ORO
CON TREINTA ESLABONES.
La libertad es un árbol que brota en el campo
de batalla;
la paz es la flor del árbol de la libertad.
Cada vez que una criatura inocente es asesinada, se me parte el
corazón; y, cuando veo la indulgencia con que se trata a su asesino, el alma se
me cae a los pies.
El día diez de diciembre de mil novecientos
cuarenta y ocho, la Asamblea General de las Naciones Unidas adopta y proclama la Declaración Universal de los
Derechos Humanos que define los derechos y libertades del hombre. Veinte años
más tarde (13 de mayo de 1968), en la “Proclamación de Teherán”, es declarada
obligatoria para la comunidad internacional.
Nadie pone en duda que la Declaración Universal de los Derechos Humanos
es un texto excelente; pero no son las palabras sino los hechos los que
cuentan; y el hecho es que con esta
Declaración se protegen los derechos y libertades del asesino y no, los de sus
víctimas; quizás porque el derecho es sólo una cara de la moneda de la
justicia, la otra es el deber; o tal vez porque, desde una situación de
privilegio, aquellos que deben velar por el reconocimiento y aplicación de la
citada Declaración se olvidan de sus dos últimos artículos: el artículo 29, que
limita los derechos y libertades de toda persona con el fin de asegurar el
reconocimiento y el respeto a los derechos y libertades de los demás y de
satisfacer las justas exigencias de la moral, del orden público y del bienestar
general; y el artículo 30, que dice que nada de la Declaración Universal de los
Derechos Humanos podrá interpretarse en el sentido de que confiera derecho
alguno para emprender y desarrollar actividades o realizar actos tendentes a la
supresión de cualquiera de los derechos y libertades proclamados en la misma.
El resultado es que la Declaración Universal
de los Derechos Humanos se ha convertido en un instrumento que ampara al
asesino, y se olvida de sus víctimas; en una cadena de oro con treinta
eslabones, mucho peor que las cadenas de hierro ya que estas se oxidan y
aquella permanece brillante.
Con el más puro amor a la libertad y el fuerte
deseo de acabar con todas aquellas cadenas que aprisionan a la gente de bien;
se ha escrito la siguiente Declaración sobre Deberes Humanos:
DECLARACIÓN SOBRE DEBERES HUMANOS
-PREÁMBULO-
Considerando que todos los seres humanos nacen libres e iguales en
dignidad, derechos y deberes; y, dotados como están de razón y conciencia, son
responsables de sus actos;
Considerando que la libertad no consiste en poder hacer lo que
apetezca, sino aquello que deba hacerse;
Considerando que el derecho y el deber son las dos caras de la
moneda de la justicia;
Considerando que la justicia debe imperar en el mundo, a fin de
que los seres humanos puedan ejercer su
libertad y gozar de la paz;
Considerando que quien no cumple ningún deber no merece ningún
derecho;
Considerando que la relajación en el cumplimiento de los deberes
conduce a una sociedad injusta, dominada por gente perversa; y
Considerando que han transcurrido cincuenta y dos años (a fecha de hoy -julio del 2013-, sesenta y cuatro) desde la
proclamación de la Declaración Universal
de los Derechos Humanos, sin haber conseguido el fin deseado: que la libertad,
la justicia y la paz reinen en el mundo. Parece necesario y conveniente
proclamar la presente Declaración sobre Deberes Humanos.
-DEBERES HUMANOS-
I. Toda persona tiene el deber de
respetar los derechos de los demás. El incumplimiento de esta obligación
fundamental supone, para el infractor, la pérdida de los derechos que no
respeta.
II.
Toda persona, sin excepción alguna,
tiene el deber de cumplir lo establecido por la ley, siempre que se trate de
una ley justa. Si la ley no es justa,
deberá luchar, con todas sus fuerzas, para conseguir que sea abolida.
III. Toda persona tiene el deber de cumplir
la justa pena que le haya sido impuesta, por las faltas o delitos cometidos;
para saldar su deuda con la sociedad.
IV. Toda persona tiene el deber de luchar
contra la injusticia, aun a riesgo de su propia vida: sin justicia, no hay
libertad; y, sin libertad, no puede haber paz.
V. Toda persona tiene el deber de
socorrer al prójimo. El incumplimiento de esta obligación es un acto egoísta y
cobarde que envilece al ser humano.
VI. Toda persona tiene el deber de
defender sus derechos, y solidarizarse con todos aquellos seres humanos que son
tratados de manera injusta; para desterrar las fuerzas destructoras, y
conseguir un mundo justo y solidario.
VII. Toda persona tiene el deber de
adquirir la mejor formación que le sea posible, mediante el estudio continuado
y la experiencia vivida; para poder ejercer de forma adecuada su libertad, y
servir mejor a la sociedad de la que forma parte.
VIII. Toda persona tiene el deber de
desarrollar el trabajo que le corresponda, siempre que éste sea honesto; con el
convencimiento de que el trabajo dignifica al ser humano, y de que todos los
trabajos son necesarios e igualmente dignos.
IX. Toda persona tiene el deber de
contribuir con honestidad a la Hacienda Pública, para atender a las necesidades
de la Nación; teniendo en cuenta que cualquier fraude al Estado es un fraude a
toda la población.
X. Toda persona tiene el deber de
defender la integridad e independencia de su patria, hasta derramar la última
gota de su sangre, si fuese preciso; pues, sólo en Ella puede desarrollar libre
y plenamente su personalidad. Entendiendo por patria la nación que le ampara,
y, por Patria de su patria, el Universo.
XI. Toda persona tiene el deber de
respetar la naturaleza; por respeto a la vida, y para disfrute de todos los
seres de la Tierra. Y
XII. Todas las personas tienen el deber de
cuidar de su salud física y mental, para su propio bien y el de la Familia Humana.
- - -
No veo a esta Declaración sobre Deberes
Humanos adoptada y proclamada por la Asamblea General de las Naciones Unidas;
aunque poemas como La Voluntad de vivir
o Determinación nos abran el camino.
Los caminos de
libertad son abruptos; la marcha a
través de ellos no resulta fácil, hay que soportar grandes penalidades; muchos
pierden su vida en el empeño; pero, merece la pena intentarlo: la recompensa es
tal alta que, si pudiésemos conocerla y valorarla de antemano en toda su
extensión, el más duro de los sacrificios se convertiría en el más sublime de
los placeres.
Ni me imagino a todos los seres humanos luchando
por un mundo mejor; pero es tan grande mi deseo que no pierdo la esperanza.
Que nadie ni nada apague la llama de
la esperanza que arde en tu alma; mientras permanezca encendida, existirá la
posibilidad de cambiar el mundo.
En cualquier caso, si consigo, con toda mi
obra como poeta y escritor, que tan sólo una persona emprenda la lucha, habrá
merecido la pena la dedicación y el esfuerzo empleados en escribirla y no habré
vivido en vano. Con esa persona quiero compartir la siguiente oración:
Señor, dame fuerzas para luchar; valor para
morir, si fuese preciso, en la lucha; y juicio parar luchar y morir por la Verdad.
¡Muchas
gracias!
- F I N -
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