Mis queridos poetas:
buenas tardes
con aroma de acacias,
que representan la amistad.
Hoy quiero recitar
un hermoso poema
de amor,
un poema de amor
que enamore a todos
aquellos que lo escuchen.
Hoy le quiero cantar
a una ciudad maravillosa;
en sus museos
los relojes se paran,
en sus sales de cines, y teatros,
vuela la fantasía,
en sus jardines
tiembla la primavera,
en sus parques
travesean los duendes,
en sus calles y plazas
nunca falta la gente.
Hoy le quiero cantar
a una ciudad de ensueño
donde el sol no se oculta:
los días tienen veinticuatro horas
y las noches son tiempos
para soñar despiertos.
Hoy le quiero cantar
a una prodigiosa ciudad,
un espacio encantado;
lugar de encuentro,
donde confluyen
todas las magias
y cobran vida
todos los sueños.
Hoy le quiero cantar
a una excelsa ciudad,
acogedora y mágica;
donde nadie se siente extraño,
donde lo grande
se hace pequeño
para que puedas abrazarlo.
Hoy le quiero cantar
a una estrella que brilla,
con todo su esplendor,
en el cielo de España;
hoy le quiero cantar
al Lucero del Alba.
Hoy le quiero cantar
a una bella ciudad para vivir
y morir.
Hoy le quiero cantar,
hoy le quiero cantar...;
a Madrid.
M. CAMACHO